Los comunicadores sociales día a día pierden legitimidad en su profesión. Es un tema muy amplio y difícil de compaginar entre todos por opiniones diferentes de cada persona.
La ética del periodismo es decir la verdad por encima de todo. Informar al público los hechos acontecidos o por venir, sin importar tolda política o colores de ningún tipo. Y eso no está funcionando en Venezuela por miedo.
El temor de cada profesional de la comunicación que esté en desacuerdo con el régimen del gobierno es perder el empleo, libertad de expresión y ser perseguido políticamente. Lamentablemente por informar al pueblo con la verdad puede ser el causante de muchas ofertas en tu contra.
La verdad del todo solo Dios la tiene. En el gremio periodístico la sinceridad venga del lado que venga tiene que salir a la luz pública. El código de ética de un comunicador social debe ser respetado a cabalidad por la población y entes gubernamentales así como lo explica la constitución de la República Bolivariana de Venezuela en sus artículos 57 y 58.
La línea editorial de cada medio de comunicación en su defecto no debe imponerse hacia los periodistas. Y es catastrófico observar, leer y escuchar diferentes opiniones cuando en sí la verdad debería ser solo una, o al menos la compartida por la gran mayoría.
Estamos a merced de dos líneas editoriales en el país y ojalá algún día la ética de ser un buen periodista vuelva a prevalecer en nuestros medios de comunicación.
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